Las cuentas de las abuelas, clave para ahorrar

Ahora que tanto están de moda las Apps para ahorrar, hay que poner en valor las cuentas de las abuelas. No olvidemos que ellas, con sueldos pequeños y muchos hijos en casa, eran capaces de llevar un hogar y jamás compraban nada a plazos. Sus trucos para conseguirlo siguen estando vigentes para poder ahorrar y tener una vida un poco más cómoda.

Para empezar, cuando llegaba el sueldo con el dinero para el mes, lo primero que hacían es dividirlo en montones: el dinero para pagar la renta, para la luz, para el agua etc. Así, iban haciendo un montón por cada pago que era necesario realizar en el mes y sabían cuánto les quedaba para la comida y para los imprevistos. Si había alguna compra que no se podía aplazar ese mes, tenía su correspondiente montón.

A la hora de ahorrar en comida había varias premisas fundamentales. Una de ellas era que en casa no se tiraba nada. Si se cocinaba pollo y sobraba, se usaba la carne para las croquetas. Además, el espinazo del pollo se reservaba para la sopa. El pan que quedaba del día anterior era perfecto para desayunar poniéndolo en el café, y bien rico que estaba. Los platos de cuchara suponían un gran ahorro ya que se podían incluir ingredientes como las legumbres, patatas y verduras que eran más económicas y que alimentaban bien a la familia pudiendo poner menos cantidad de carne o incluso sin carne alguna en ocasiones. Hoy, no llegamos a niveles de ahorro tan altos, pero se puede economizar mucho con estos platos de cuchara, aunque tengan más carne y más ingredientes.

El tener una buena planificación también ayuda. Cuando hacemos el planning de comidas de la semana cocinamos de manera más organizada y, sobre todo, no se nos estropean cosas en la nevera.

Pero lo que no podían hacer las abuelas era prevenir ciertas cosas como las visitas al dentista o a un médico privado. Cuando algo así era necesario, ese mes había que hacer auténticos malabares para poder poner todos los días un plato en la mesa. Hoy, podemos prevenir esos gastos gracias a los seguros salud que nos permiten contar con ese pequeño montoncito cada mes para el pago del recibo a cambio de que, cuando tengamos que ir al médico, ya no haya que hacer caldos más aguados o añadir más patata y menos carne.

 


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